Hace mucho tiempo que dejé la ciudad de Buenos Aires para radicarme con mi familia en Tandil. En mi caso nos vinimos después de conseguir trabajo para estar más tranquilos. Mis hijos tenían 2 anos en ese momento y no era cuestión de huir sino de comenzar una nueva etapa de la manera más prolija y previsible. Las cosas arrancaron bien, mi pareja es de Tandil así que por ese lado teníamos lazos familiares y amistades desde antes de mudarnos.
Puedo decir que el cambio fue positivo, pudimos insertarnos bien en la ciudad. Hay buenas opciones educativas y deportivas que aumentan la calidad de vida, sumado al contexto natural y sus paseos.
El consejo que daría a quien quiera emprender una aventura similar es informarse, conocer lo positivo y negativo, y fundamentalmente tratar de hacer el cambio ya teniendo un trabajo en el lugar de destino. Eso quita incertidumbre y tensión.



